viernes, 8 de febrero de 2013

lectura recomendada

Cultural / arte

Cristina Lucas: «Los artistas españoles somos unos kamikazes»

Día 30/01/2013 - 20.03h

Mapas de bombardeos sobre la población civil o el sueño milenario de volar recorren la exposición de Cristina Lucas en el CAB de Burgos

La artista multidisciplinar Cristina Lucas (Jaén, 1973) habla con amable convicción. Lo que le impulsa a seguir trabajando en arte es la necesidad de comprender su propio tiempo y ofrecer esa visión al mundo. Le da importancia a esta exposición en Burgos porque «en un "solo show", el artista no tiene más remedio que pensar hacia dónde quiere dirigirse. Se delatan sus intenciones y sus preocupaciones».
En el vídeo que expone, el avión Piper Prometeo vuela con un cartel colgando que reza: «L= (1/2) d v2 s C L».
La fórmula de la elevación es de Bernoulli, ilustrado del XVIII. Esa clave mágica hizo posible volar. Antes de ella era imposible pensar siquiera en elevarse por los aires. Convirtió el sueño en realidad y permitió al hombre el dominio de los elementos. Como cuando Prometeo robó el fuego a los dioses.
¿De qué modo tiene que ver con la idea de poder, tan tratada en su obra?
Tiene que ver con una idea de poder político, pero también con un concepto del poder que el hombre ha soñado siempre: dominar la naturaleza. Es una dimensión que tiene asociado un fuerte componente tecnológico, también moral.
Pero esa ilusión de poder acaba en tragedia.
La tecnología nos humaniza, pero también nos hace monstruosos. En «On Air» me ocupo de bombardeos sobre poblaciones civiles. El primer registro de muerte por esta causa es de 1912, hace un siglo. Me pareció un trabajo interesante, en la tradición del arte contemporáneo, hacer otro «Guernica» pero con un registro absolutamente demencial, gracias a las nuevas tecnologías, hemerotecas digitales… Todas estas filantropías nos permiten entender visualmente un tema complejo.
Otro asunto del que se ha ocupado antes es el feminismo. ¿Qué idea de la mujer quiere transmitir?
No soy una artista feminista, sino una persona feminista. Tengo esa preocupación en mi vida. En mi obra la reflejo solo a veces. Pero el feminismo es una necesidad de la democracia, de la razón, del humanismo. Y su nombre está maldito. El feminismo no es más que la necesidad de que todos los ciudadanos de una nación tengan los mismos derechos y deberes. ¿Y cómo podría ser de otra manera? ¿Con qué desfachatez nos atrevemos a no mantener esa lógica justa y obvia? Desenmarañar esa maraña también es parte de mi trabajo. Necesito hacer cosas en ese sentido, porque pienso que hombres y mujeres que no sean feministas, sencillamente no son buenas personas, sino antidemocráticas e inmorales. Hay que decirlo así de claro.
¿Cuáles siente que son sus límites como artista?
Uno siente que está todo el rato empujando los límites. Escasez de tecnología, límite de espacio… Hay límites de todo tipo, no creo que exista la situación ideal. Y me parece que yo voy a querer siempre empujar un poco más.
¿Cómo ve el arte contemporáneo en España, ahora que se acerca ARCO?
Con un difícil futuro. Los artistas españoles somos unos kamikazes. Esto requiere esfuerzo, y da coraje ver cómo se patrocinan cosas absurdas. Se habla de la marca España, cuando lo que una nación tiene que atender es a sus señas de identidad, a sus creadores. Le debemos todo a Velázquez y a Goya; a Cervantes, que murió pobre. A Picasso, que nunca volvió a España… Echamos a nuestros talentos fuera, y eso está feísimo. A ver si aprendemos de una vez.

«On Air»

No hay comentarios: