sábado, 15 de enero de 2011

Exposicion 14 semana 17/22 enero 2011 BRANGULI

http://www.fundacion.telefonica.com/es/arteytecnologia/exposiciones/branguli.htm
Información sobre exposiciones: Brangulí
El Autor
Josep Brangulí Soler, fotógrafo barcelonés, nacido en Hospitalet de Llobregat el 14 de septiembre de 1879, es el
iniciador de una saga de fotógrafos a la que se sumaron sus hijos Joaquim Brangulí i Claramunt (1913‐1991) y
Xavier Brangulí i Claramunt (1918‐1986).
Con esta exposición y catálogo planteamos la revisión de la obra de este fotógrafo, titular del nombre Brangulí
hasta su muerte en 1945.
Josep Brangulí se inició en la fotografía a finales del siglo XIX y continuó ininterrumpidamente con esta labor hasta
su fallecimiento a mediados de la década de los cuarenta del siglo XX. Desarrolló su obra en Cataluña y
mayoritariamente en Barcelona. Las revistas ilustradas de la época recogen y publican sus fotografías desde el
inicio de su carrera, ¡Cu‐Cut¡, La Hormiga de Oro, La Ilustración Española y Americana, Nuevo Mundo entre otras.
A partir de 1910, comienza su trabajo regular para la prensa diaria, destacando su colaboración con La
Vanguardia, Diario de Barcelona, La Tribuna, La Noche, El Noticiero Universal y Le Miroir du Monde. Desde 1914
será el corresponsal de Prensa Española en Barcelona, publicando sus trabajos en ABC, Blanco y Negro y Campeón.
Pese a su intensa actividad como fotógrafo para la prensa, no podemos calificar a Brangulí únicamente como
fotoperiodista, habida cuenta de su extensa labor como fotógrafo industrial, del comercio y la arquitectura,
ámbitos en los que sus imágenes aparecen cómo prácticamente únicas en el panorama fotográfico de este
período. A través de sus fotografías describió el paisaje urbano que se generaba con la gran transformación de
Barcelona, con la apertura de la vía Laietana. Desarrolló un amplísimo y singular trabajo de fotografía industrial
para, entre otras empresas, Construcciones y Pavimentos, pionera en el encofrado de hormigón, y para entidades
corporativas a cuyo cargo estaban las obras públicas de la red de metro o la instalación del alumbrado público en
Barcelona. En el apartado comercial fotografió, desde su nacimiento, los diferentes eventos de la Fira de
Barcelona así como los trabajos para grandes corporaciones como La Caixa de Pensions. Es por tanto el fotógrafo
que documentó las principales transformaciones de Barcelona en un largo período, lleno de novedades y
conflictos: Desde 1900 hasta 1945 a través de amplias series de reportajes fotográficos.
Su primer gran reportaje fue el de la Semana Trágica de 1909. Los sucesos acaecidos en Barcelona y otras ciudades
de Cataluña, entre los días 26 de junio y el 2 de agosto, fueron recogidos por su cámara y publicados en diversas
revistas ilustradas tanto nacionales como extranjeras. Brangulí, realizó una selección de estas fotografías en un
álbum encuadernado con el título La Semana Trágica, que contaba con 38 fotografías originales.
Paralelamente, y también en 1909, comienza su serie de fotografías sobre la apertura de la vía Layetana. Parte de
todo este trabajo se conserva en otro álbum numerado con el 11 de su archivo y titulado La Reforma. Calles y
casas desaparecidas, con 19 originales fotográficos
Brangulí transitó el Ensanche, el Barrio Gótico y la Rivera y de allí al Tibidabo, a Montjuic, al Somorrostro y a la
cuenca del Llobregat, donde se asentaba gran parte de la industria. Así nos reveló las innumerables facetas que
iban dibujando la ciudad. Realizó este y otros muchos recorridos con una mirada sin fisuras en el tránsito de una
construcción urbana a otra industrial, de un acontecimiento a otro. El autor ligó su obra a la vida de Barcelona y al
aspecto cambiante de la ciudad, su dinamismo y arquitectura. La propia modernidad de la arquitectura hizo
evolucionar a Brangulí desde posiciones similares a las de otros fotógrafos de la época inicial del fotoperiodismo
hasta una maestría que le hace sobresalir entre todos sus coetáneos y le hace único en España.
En el capítulo industrial, la edificación de las nuevas factorías, fue recogida por su cámara con la misma épica con
la que se enfrentaba a los monumentos históricos de la urbe. Su mirada también recoge la situación social y
laboral de esos años donde abunda la contratación de mujeres y niños, con el objetivo de reducir los costes de
producción. Ni la imagen de un niño en una fábrica, con condiciones ambientales en muchos casos insalubres, ni
las salas de contratación laboral femeninas serán obviadas por su cámara.
Cuando trata estos temas coincide en parte con muchos de sus coetáneos: en la documentación de las calles y de
los barrios de Barcelona, se asemeja a los esbozos de Adolf Mas, Frederic Ballell, Lucien Roisin o Narcís Cuyás . En
la documentación de la construcción de edificios, naves industriales y fábricas, mantiene una posición cercana a
las imágenes de Alejandro Merletti sobre las fabricas de sederia de 1908 . Sus primeros reportajes importantes
como el de la Semana Trágica se complementan con la mirada de Josep Maria Sagarra . Es, sin embargo, su gran
esfuerzo documental de la década de los años veinte el que nos permite ver el desarrollo de la obra más
atemporal de Brangulí y por tanto las señas de su moderna identidad. Más tarde y como a los demás fotógrafos de
su época, la instauración de la II República y sobre todo la Guerra Civil española, afectará al desarrollo de su obra y
de su vida. Las urgencias por documentar los acontecimientos añadirán a su trabajo tintes comunes, esfuerzos
compartidos y miedo ante el futuro.
Brangulí no se detuvo tras la Guerra Civil, cuando se generaliza la confiscación de archivos y las represalias en el
ámbito de la prensa. Jamás interrumpió su trabajo. Su obra recorre este período, de la misma forma que en etapas
anteriores, brindándonos una visión única del mismo: el cambio dramático de la sociedad catalana que transita la
República, la Guerra Civil y los primeros años del franquismo, que conllevan la presencia militar, los hombres
destacados del nuevo régimen y la llegada de la simbología fascista a las calles de Barcelona.
Durante estos años, documenta los estratos de la sociedad en todos sus escenarios posibles: los oficios y los
talleres, la vida en las calles, los acontecimientos y los personajes públicos y privados, lo que hace de este
fotógrafo una fuente necesaria para conocer un período fundamental en Cataluña. No es el único en abordar las
temáticas ya señaladas, pero no encontramos un autor que haya completado, como Brangulí, la transición desde
la fotografía del siglo XIX hasta la de mediado el siglo XX, en tantos ámbitos, tan distintos y tan impecablemente
realizados. Una rara excepción en el panorama fotográfico español.
Su actividad comercial, nos señala la sucesión de pequeños encargos con motivos muy diversos, electrificación del
alumbrado, obra pública, industria, ferias, medicina, construcción o acontecimientos de toda índole. En cada una
de estas situaciones Brangulí procedió de manera muy similar: ejecutando amplias series.
Sus agrupaciones temáticas también tienen una razón de ser que no proviene de la historia del arte más reciente,
sino de las necesidades de encontrar fotografías similares para satisfacer un encargo. Brangulí era un pequeño
empresario que organizaba el contenido de su archivo de explotación para responder a una petición de la
sociedad en la que vivió.
El proyecto expositivo
Nos llama poderosamente la atención la ausencia de tirajes de Brangulí, siendo un fotógrafo de tan alta calidad.
Los tirajes de época que han sobrevivido son los de su propio archivo de explotación. Estos tirajes están
efectuados utilizando planchas de contacto (pequeños marcos de madera que ponen en contacto el negativo con
un papel fotográfico, presionándolos mediante un fleje metálico). Estas fotografías tienen un tamaño de papel
aproximado de 9x12 cm y un tamaño de imagen no superior a los 8x10 cm. Las planchas de contacto utilizadas
recortan un porcentaje de la imagen que varía entre el 8% y el 18%, dependiendo de los márgenes que oculte el
portaplacas de la cámara que también resta superficie de imagen a la emulsión fotográfica. En algunas ocasiones
estos tirajes presentan perforaciones en su lado izquierdo pues estaban insertados en archivadores con guías. No
es, por tanto, una colección de tirajes para su exhibición, sino el registro por contacto con fines de acceso y
ordenamiento de los contenidos de los negativos. Sin embargo, por su peculiaridad y también por ser, hasta la
fecha, los únicos materiales positivos del autor, los hemos incluido en la muestra y se pueden ver en las vitrinas.
Los tirajes que se exponen son por tanto contemporáneos, a partir de la digitalización por reprocámara de los
negativos originales. Se trata pues de una puesta al día de las imágenes del autor destinadas a un público actual y
donde se pueden vislumbrar la gran calidad que mantienen estos materiales fotográficos ya en desuso.
El archivo fue adquirido a la familia Brangulí, por la Generalitat de Catalunya en 1992 para ubicarlo en el Arxiu
Nacional de Catalunya, conscientes del valor documental, fotográfico, sociológico e histórico del mismo.
Se han realizado extensas labores de documentación, ordenación, limpieza y adecuación de los artefactos
adquiridos. Y se han incluido en los planes generales de conservación de la institución por lo que nuestra labor se
ha visto facilitada en todos los extremos por la disposición y profesionalidad de los distintos equipos que trabajan
en el A.N.C.
Las placas originales, tanto en soporte de cristal como flexible, presentaban sulfuraciones y metalizaciones en
distinto grado. Para su reproducción se preparó una caja de luz de baja radiación ultravioleta, con una triple capa
difusora, siguiendo el diseño de los sistemas de luz difusa de las antiguas ampliadoras.
Posteriormente se ha procedido a la limpieza y restauración digital de las rayaduras y manchas añadidas a las
emulsiones y soportes. Se han mantenido algunas características y faltas de emulsión que se traducen en
micropuntos negros e irregularidades en los bordes de algunas fotografías. Por lo demás se ha mantenido una
coloración en las imágenes que hace referencia a las emulsiones fotográficas de los papeles de la época en que
trabajó Brangulí.
No vamos a ocultar que nuestra búsqueda e investigaciones se centran en la recuperación de este período de la
historia de la fotografía, que consideramos crucial para entender el desarrollo de la fotografía en España. En el
origen de nuestros trabajos, está el proyecto de recuperación del Archivo Histórico de la Compañía Telefónica de
España, y está articulado dentro de lo que podríamos llamar la evolución de la fotografía desde sus inicios en el
siglo XIX hasta nuestros días.
El proyecto original de esta serie de investigaciones se desarrolló con el título Transformaciones y permitió poner
de relieve la colaboración de un grupo de fotógrafos únicos. El conjunto de fotógrafos que ejecutó aquel proyecto
tiene como peculiaridad que prácticamente todos ellos vieron interrumpida su carrera durante el periodo Guerra
Civil y primeros años del franquismo. Además, su obra desapareció en parte o totalmente, o bien quedó dispersa
y sus autores pasaron a un olvido que se ha prolongado durante décadas.
En la búsqueda de los archivos de estos autores hemos encontrado pequeñas partes de los mismos. Partes que
resultan del fraccionamiento en el mejor de los casos y en otros porque son lo únicos restos que se conservan.
De entre el grupo de profesionales que fotografió para la Compañía Telefónica en sus años fundacionales, el único
archivo que encontramos intacto, junto con el de Alfonso, es el archivo Brangulí, Si bien es cierto que en el
transcurso de la misión documental de la compañía, Josep Brangulí se ocupó de cuestiones limitadas (imágenes de
la sede de la compañía en Barcelona o inauguraciones de servicios telefónicos), es reseñable que fue un estrecho
colaborador de tres de los fotógrafos fundamentales para el mismo: Luis Ramón Marín, Ramón Claret y Josep
Gaspar. Con Gaspar y Claret colaboró hasta el punto de distribuir y comprar sus fotografías, que en algunas
ocasiones aparecen firmadas por él mismo. En el caso de Marín, Brangulí actuó como corresponsal distribuyendo
las fotografías del madrileño en su ciudad y viceversa. Ambos mantuvieron relación profesional y económica como
demuestra la correspondencia conservada por Brangulí.
En esta exposición hemos respetado la estructura temática del archivo. Sin agotar los temas hemos seleccionado
31 de entre los mismos. Estos, en el archivo tienen desigual amplitud y nosotros, excepto en los referidos a la
guerra civil y a los extensos capítulos de la sociedad en sus distintas épocas, hemos mantenido una representación
numérica igualada, que permita por un lado entender el desarrollo temático y el lenguaje utilizado, manteniendo
una cantidad mínima para hacer viable este proyecto. Somos conscientes del elevado número de tirajes
expuestos y de la dificultad para retener tanta información cuando se trata de una exposición. Sin embargo, y pese
al excluyente criterio de selección, es el mínimo que nos hemos permitido para poder presentar a su autor.
Hay excepciones en cuanto al número de originales por tema y por ello hemos recurrido a la reducción del tamaño
de ampliación para igualar los espacios de la muestra. Las ampliaciones más pequeñas lo son pues, atendiendo a
criterios de:
1.‐ Calidad de las placas y que permitan su ampliación. (apertura de la Vía Laietana)
2.‐ Negativos de 35mm. (fotografías de la Guerra Civil española)
3.‐ Que la temática exija un mayor número de ampliaciones.(Fira de Barcelona).
En las distintas series de la muestra vemos una similitud en la posición del fotógrafo como observador que se
ensambla a la perfección con la escena cuando esta se trata de fotografía de arquitectura, industria, las calles
vacías de la ciudad o la misma noche. La distancia le permite componer en una especie de observación metafísica.
Como si fotografiara un contenedor en construcción. Barcelona como un decorado. Lo mismo ocurre lo mismo en
sus fotografías de interiores: los museos, las clínicas, los edificios en construcción, los talleres, todo aparece en su
sitio. Todo perfectamente ordenado. No importa que estemos ante un taller de costura ubicado en una casa
humilde iluminada con velas, o en una gran fábrica o museo en construcción. Siempre asistimos a la perfecta
colocación de todas sus partes. Nada fuera de lugar. Sin movimiento. Escenografías en las que la tensión casi
nunca es visual, la aportan sus propias temáticas. Quizás la más interesante de ellas la encontremos en las
increíbles fotografías de boxeo. Increíbles por la modernidad de su concepción y por la dificultad de volver a verlas
hasta entrados los años cincuenta. En estas, las figuras aparecen recortadas en negro. La composición parece más
viable al ser más abstracta, no hay casi elementos que relacionar y lo que se relaciona se produce difuminado en la
oscuridad. Por último al revisar las fotografías de la sociedad barcelonesa y las de la guerra civil, podemos
comprobar que son imágenes en las que no es fácil controlar la composición. Todo está en movimiento y él
fotógrafo también ha de moverse para encontrar el lugar en el que todo se componga.
Brangulí, que sobrevivió a todas las vicisitudes políticas que le tocaron vivir, acompañó a la ciudad en que vivió.
Atento a los cambios, atento a sus transformaciones, atento a sus pobladores y a sus quehaceres. Desarrolló su
profesión para mantenerse en el mismo ritmo de la metamorfosis urbana, transformando su oficio de fotógrafo,
como un prestidigitador, ya sea en corresponsalía, agencia, archivo o lo que fuera necesario para seguir
desarrollando su magia.
Valentín Vallhonrat y Rafael Levenfeld
Comisarios de la exposición

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